En vísperas de vacaciones recordamos un libro de muy amena lectura: los Relatos de un peregrino ruso, obra de espiritualidad que pertenece a lo mejor del movimiento literario ruso del siglo XIX. Los relatos vieron la luz en Kazán hacia el año 1865. Fueron publicados sin nombre de autor y parece que las narraciones fueron redactadas por un monje después de sus conversaciones con el peregrino.
Desfilan por la obra todos los personajes de la novela rusa:príncipes, nobles, campesinos, funcionarios, maestros y curas de pueblo... Todo ello encuadrado en la tierra rusa, llanura inmensa hasta perderse de vista, selvas desiertas, ventas a la vera de los caminos, iglesias de colores claros y campanas refulgentes y sonoras.
El peregrino ruso es una obra que contiene un mensaje trascendental: la necesidad de la oración continua. A lo largo de sus páginas, el Peregrino, con su propio itinerario físico y espiritual y con la ayuda de su director espiritual o staretz, nos guía en el aprendizaje de la oración continua y nos muestra los efectos positivos que causa en el alma y en el cuerpo de la persona que la practica.