La Letanía de los Santos es una expresión de la confianza de la Iglesia en la intercesión de los Santos y de su experiencia de la comunión de vida entre la Iglesia de la Jerusalén celeste y la Iglesia todavía peregrina en la ciudad terrena. Como se afirma en Lumen Gentium n. 50, "Es sumamente conveniente que amemos a estos amigos y coherederos de Cristo, hermanos también y eximios bienhechores nuestros; que rindamos a Dios las gracias que le debemos por ellos; que los invoquemos humildemente y que acudamos a sus oraciones, protección y socorro".
Con el canto de la Letanía, practicado en Roma desde los inicios del siglo VII, la Iglesia invoca a los Santos en algunas grandes celebraciones sacramentales y en otros momentos en los que su plegaria se hace más ferviente como en la Vigilia pascual, en la celebración del bautismo, en las ordenaciones, en la dedicación de la iglesia y del altar, etc. Más detalles sobre la riqueza litúrgica de la Letanía de los Santos