La advocación mariana del Perpetuo Socorro procede de un antiguo icono originario de Creta y llevado a Roma a finales del siglo XV, en donde comenzó a ser venerado en la iglesia de los agustinos. Tras la destrucción del templo por Napoleón, los Redentoristas lograron su traslado a la iglesia de San Alfonso, construida en el mismo emplazamiento.
La imagen ocupa el centro del ábside de la iglesia y muestra a la Virgen María con el Niño Jesús. Éste descansa sobre el brazo izquierdo de su Madre y se agarra con ambas manos a la mano derecha de María buscando protección, al contemplar los instrumentos de la Pasión que le aguarda.
El icono representa la realidad teológica completa de la Redención por la Pasión. Los instrumentos de la Pasión no son sólo presagio de dolor y muerte sino también como trofeo y símbolo de victoria lograda. El Papa Pío IX pidió a los Redentoristas que diesen a conocer esta devoción. Hoy su devoción e influencia se extiende a los cinco continentes, siendo patrona de numerosos lugares e instituciones.