En 1972, con ocasión del noveno aniversario de su elección como Papa, Pablo VI pronunció la homilía "Fuertes en la fe", en la que, entre otras cosas, dijo:
"Se diría que a través de alguna grieta ha entrado, el humo de Satanás en el templo de Dios. Hay dudas, incertidumbre, problemática, inquietud, insatisfacción, confrontación.
Se creía que después del Concilio vendría un día de sol para la historia de la Iglesia. Por el contrario, ha venido un día de nubes, de tempestad, de oscuridad, de búsqueda, de incertidumbre y se siente fatiga en dar la alegría de la fe.
¿Cómo ha ocurrido todo esto? Os confiaremos nuestro pensamiento: ha habido un poder, un poder adverso. Digamos su nombre: el Demonio. Creemos en algo preternatural venido al mundo precisamente para perturbar, para sofocar los frutos del Concilio ecuménico."
Acerca de estas palabras, el cardenal Virgilio Noé, que trabajó por muchos años en la Sagrada Congregación para los sacramentos y el Culto divino durante el pontificado del Pablo VI, manifestó saber cuál era la intención de Pablo VI cuando afirmó que el “humo de satanás” había infiltrado la Iglesia Católica.
El cardenal italiano aseguró que el Papa se refería a “todos esos sacerdotes, obispos y cardenales que no adoraban correctamente a Dios al celebrar mal la Santa Misa debido a una interpretación equivocada de lo que quiso implementar el Concilio Vaticano II. El humo de Satanás no era otra cosa que la mentalidad que quería distorsionar los cánones litúrgicos de la ceremonia eucarística"
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