jueves, 25 de octubre de 2012

El centro del mundo




"Acompañando al Pontífice en los viajes apos­tó­licos, du­rante los largos tra­yectos con fre­cuencia me pre­gun­taba a mí mismo: ¿Dónde está el centro del mundo? Poco a poco co­mencé a darme cuenta de que el centro del mundo era siempre donde yo me en­con­traba con el Papa: no porque es­taba con Juan Pablo II, sino porque él oraba don­de­quiera que se en­con­traba.

Comprendí que el centro del mundo es donde yo rezo, donde yo estoy con Dios, en la más íntima unión que hay: la ora­ción. Estoy en el centro del mundo cuando ca­mino en la pre­sencia de Dios, cuando en él vivo, me muevo y existo (cf. Hch 17, 28). El lugar y el tiempo de mi ora­ción cons­ti­tuyen para mí el centro del mundo, porque cuando rezo Dios res­pira dentro de mí.

El Papa per­mitió a Dios res­pirar a través de él: cada día pa­saba mucho tiempo ante el Sagrario. El Santísimo Sacramento era el sol que ilu­mi­naba su vida. Y él ante ese sol iba a ca­len­tarse con la luz de Dios. Y siempre tenía entre sus dedos el ro­sario, con el que se di­rigía a María con­fir­mando su Totus tuus."

Mons. Konrad Krajewski


Testimonio sobre la santidad del Papa Juan Pablo II, publicado en L’Osservatore Romano (3 de abril de 2011)

Versión íntegra en castellano


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