"Acompañando al Pontífice en los viajes apostólicos, durante los largos trayectos con frecuencia me preguntaba a mí mismo: ¿Dónde está el centro del mundo? Poco a poco comencé a darme cuenta de que el centro del mundo era siempre donde yo me encontraba con el Papa: no porque estaba con Juan Pablo II, sino porque él oraba dondequiera que se encontraba.
Comprendí que el centro del mundo es donde yo rezo, donde yo estoy con Dios, en la más íntima unión que hay: la oración. Estoy en el centro del mundo cuando camino en la presencia de Dios, cuando en él vivo, me muevo y existo (cf. Hch 17, 28). El lugar y el tiempo de mi oración constituyen para mí el centro del mundo, porque cuando rezo Dios respira dentro de mí.
El Papa permitió a Dios respirar a través de él: cada día pasaba mucho tiempo ante el Sagrario. El Santísimo Sacramento era el sol que iluminaba su vida. Y él ante ese sol iba a calentarse con la luz de Dios. Y siempre tenía entre sus dedos el rosario, con el que se dirigía a María confirmando su Totus tuus."
Mons. Konrad Krajewski
Testimonio sobre la santidad del Papa Juan Pablo II, publicado en L’Osservatore Romano (3 de abril de 2011)
Versión íntegra en castellano
No hay comentarios:
Publicar un comentario