viernes, 7 de diciembre de 2012

San Andrés ante la cruz



Según un relato antiguo -inicios del siglo VI-, titulado Pasión de Andrés, cuando el apóstol vio la cruz en la que había de ser crucificado pronunció las siguientes palabras:

¡Salve, oh Cruz, inaugurada por medio del cuerpo de Cristo, que te has convertido en adorno de sus miembros, como si fueran perlas preciosas!

Antes de que el Señor subiera a ti, provocabas un miedo terreno. Ahora, en cambio, dotada de un amor celestial, te has convertido en un don. Los creyentes saben cuánta alegría posees, cuántos regalos tienes preparados.

Por tanto, seguro y lleno de alegría, vengo a ti para que también tú me recibas exultante como discípulo de quien fue colgado de ti…

¡Oh cruz bienaventurada, que recibiste la majestad y la belleza de los miembros del Señor!… tómame y llévame lejos de los hombres y entrégame a mi Maestro para que a través de ti me reciba quien por medio de ti me redimió.

 ¡Salve, oh cruz! Sí, verdaderamente, ¡salve!


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